Distinciones y equivalencias de diferentes procesadores
Una de las preguntas que más se suele hacer el usuario común tiene que ver con el procesador de su equipo y la equivalencia en rendimiento del mismo comparado con otros más actuales, algo muy importante ya que es un dato que determina en gran medida si puede ser conveniente actualizar o no.
Sin embargo dada la gran cantidad de procesadores que podemos encontrar hoy por hoy en el mercado y los diferentes conceptos que debemos tener en cuenta hacen que dar una respuesta a esa pregunta resulte realmente complicado.
Por ello hemos considerado que sería interesante hacer una guía que os pueda servir de base para determinar una equivalencia aproximada de vuestro procesador con respecto a modelos más actuales, para que sobre ella podáis determinar si realmente merecerá la pena el salto a un procesador más actual dentro de una determinada gama o si por el contrario ganaréis poco o nada con el mismo.
Antes de ponermos manos a la obra debéis tener claro que debido a la pluralidad de entornos en los que podemos medir el rendimiento de un procesador no podemos hablar de equivalencias absolutas, por lo que apostaremos por escenarios generales respaldados por resultados de varias pruebas, tanto sintéticas como reales, que sustentarán este artículo.
Conociendo las diferentes generaciones y equivalencias
Para evitar un artículo demasiado complicado o extenso nos centraremos en las gamas más actuales y simplificaremos en torno a los modelos más populares de cada una, ya que ello es suficiente para tener una idea, en lugar de diferenciar uno a uno por míseras diferencias de frecuencias de trabajo.
Core 2 Duo y Ahtlon 64 X2: son procesadores bastante antiguos que han sido ampliamente superados por todo lo que existe en el mercado. Su rendimiento en los modelos superiores, como los E8400, se asemejaría al de los Core i3 530, pero a diferencia de aquellos que pueden manejar hasta 4 hilos éstos están limitados a 2.
Core de primera generación: se identifican porque su numeración está formada por sólo tres números (por ejemplo Core i3 530, Core i5 750 y Core i7 920). Hasta los Core i5 inclusive podemos hacer una equivalencia casi directa con los Core 2 Quad Q9450 y superiores y los Phenom II X4 de AMD, mientras que en el caso de los Core i7 860 y superiores se sitúan un peldaño por encima de aquellos en aplicaciones capaces de aprovechar más de cuatro hilos. También entran en este escalón los FX (series 8000, 6000 y 4000) de primera generación basados en Bulldozer, así como los X6 de AMD.
Core de segunda generación: se identifican bajo la numeración 2000 y marcaron un salto importante a nivel de IPC, por lo que la única equivalencia clara, aunque no directa ya que hay matices de rendimiento importantes que podemos fijar es con los FX de segunda generación, basados en Piledriver (series 8300, 6300 y 4300). Así, un FX 8350 muestra un rendimiento similar a un Core i5 2500K, por poner un ejemplo concreto.
Core de tercera generación: se reconocen con la numeración 3000 y no suponen un cambio de rendimiento de importancia frene a la serie 2000, ya que suponen una reducción en el proceso de fabricación. Esto supone que todo lo que dijimos en el punto anterior sería aplicable aquí.
Core de cuarta generación: podemos identificarlos bajo la numeración 4000 y suponen un salto a nivel de rendimiento que si bien no ha sido tan acusado como el que marcó Sandy Bridge empieza a marcar distancias. En esta generación los modelos más potentes de AMD como el FX 8350 son equiparables a los Core i5 4460, aunque el alto IPC de este último se deja notar en aplicaciones que no aprovechan más de cuatro núcleos, mientras que el primero gana en multinúcleo.
Core de quinta generación: ha quedado como algo casi anecdótico por falta de apoyo de la propia Intel, pero no marcan un aumento de rendimiento frente a la cuarta generación así que lo dicho allí resulta aplicable. Se identifican con la numeración 5000.
Core de sexta generación: es lo último de Intel, reconocible por usar la numeración 6000. Marcan un aumento de rendimiento que sin ser muy grande vuelve a añadir distancia en términos de rendimiento monohilo. De nuevo lo más cercano a un Core i5 6400 sería un FX 8350 en términos de rendimiento total.
Ejemplos prácticos de actualizaciones recomendadas
Ahora que conocemos un poco mejor las diferentes generaciones vamos a poner algunos ejemplos concretos jugando con generaciones y gamas, ya que creemos que será mucho más práctico que mantener una exposición teórica de cada modelo de procesador, y de paso nos evita crear un artículo demasiado espeso y extenso.
Dichos ejemplos os servirán para tener claro qué actualización merece la pena desde vuestro procesador actual, siempre que vayáis a recurrir a aplicaciones exigentes, como juegos, por ejemplo.
Tengo un Core 2 Duo: saltar a un Core 2 Quad o a un Phenom II X4 marcará una diferencia visible de rendimiento, y además será económica. Si queremos ver un cambio más evidente debemos optar por los Core i3 serie 2000 o los FX 6300.
Tengo un Core 2 Quad o Phenom II X4 – X6: lo mínimo recomendable es un Core i5 serie 2000 o un FX 8300, ya que todo lo que esté por debajo no nos dará una mejora clara frente a lo que ya teníamos. En este sentido debéis tener claro que cambiar por ejemplo de dichos procesadores a un Core i3 2000 no es buena idea, y tampoco pasar a un FX 6300, ya que la mejora será muy pequeña en proporción al coste.
Tengo un Core i3 de primera generación: aplica prácticamente lo mismo que en el punto anterior.
Tengo un Core i5 o superior de primera generación: el cambio a un Core i5 2000 o a un FX 8300 marcará una diferencia, pero debemos optar por los modelos superiores de dichas gamas para que la actualización merezca realmente la pena.
Tengo un Core i5 o superior de primera generación: el cambio a un Core i5 2000 o a un FX 8300 marcará una diferencia, pero debemos optar por los modelos superiores de dichas gamas para que la actualización merezca realmente la pena.
Tengo un Core i5 de segunda generación o superior, o un FX 8350 o superior: no es recomendable actualizar, ya que la diferencia de rendimiento que obtendrás no compensará la inversión, salvo en casos muy concretos y puntuales.
¿Y otros procesadores como los Celeron, Pentium y Athlon?
Dado que son procesadores modestos podemos fijar una regla sencilla en el caso de CPUs Intel que no palidece en la mayoría de los casos, y es que lo ideal es un cambio de dos gamas dentro de la misma generación.
Así, si tenemos un Pentium basado en Sandy Bridge lo ideal es cambiar a un i5 también basado en Sandy Bridge. Por contra en el lado AMD si tenemos un Athlon X4 860K lo más recomendable es tirar al tope de gama, los FX 8350.
Esperamos que este artículo os haya sido de utilidad en un tema tan complicado, ya que como anticipamos es imposible ser absolutamente preciso, pero estamos seguros de que os servirá como referente.
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