Siete herramientas para diagnosticar discos duros
El disco duro es uno de los componentes más activos de tu ordenador y, por tanto, uno de los más susceptibles de sufrir algún tipo de fallo. Por ello, no está de más que de tanto en tanto revises su estado de salud. A continuación te mostramos las claves para hacerlo.
1: Un guardián para tus discos
Cuidar la salud de los discos duros que tienes instalados en tu sistema debe ser una de las tareas prioritarias a la hora de realizar el mantenimiento periódico de tu equipo.
Un fallo en tu disco duro tiene especial importancia ya que con ello puedes perder todos tus datos.
Existen algunas herramientas para monitorizar, diagnosticar problemas en los discos duros o unidades externas USB y prevenir fallos e incluso reparar pequeños errores para evitar mayores problemas y alargar su vida útil. A continuación te mostraremos algunas de esas herramientas para cuidar la salud de tus discos duros y, de paso, ofrecerte mayor tranquilidad.
La mejor forma de conocer el estado de salud de tus discos duros es preguntárselo directamente a ellos ya que la mayoría incorpora la tecnología S.M.A.R.T de monitorización de errores.
Controlar la salud de tus discos puede ser tan sencillo como iniciar un programa que indique si funciona correctamente o se están produciendo pequeños fallos que podrían convertirse en auténticos problemas.
Existen muchas herramientas para monitorizar tus discos duros, pero una de las más ligeras es HDD Guardian.
Descarga e instala esta aplicación en tu equipo. A continuación, inicia HDD Guardian.
En la pestaña Overview aparecerá un listado de los discos duros que tienes conectados en ese momento en tu equipo. Junto a cada uno de ellos se muestra un breve resumen de su estado.
Al seleccionar una de las unidades de disco, en la parte inferior de la ventana, se muestra más información sobre la salud de cada uno de los discos. Un vistazo a esta pestaña ya te puede poner en alerta ya que si la salud del disco está comprometida se mostrarán indicadores en rojo y mostrará los errores registrados.
Pero donde realmente encontrarás toda la información relativa al estado de salud de tu disco duro es en la pestaña Manage. En la lista desplegable de Select device elige el disco duro que deseas monitorizar. Después, revisa la información de Device health. En este apartado te indicará la fiabilidad que tiene el disco en la actualidad. Si en la sección Reliability todo está bien se mostrarán una serie de estrellas verdes. De lo contrario, se mostrarán en naranja o en rojo si el estado del disco es crítico.
Además, en el apartado S.M.A.R.T. atributes obtendrás toda la información detallada sobre los errores que ha sufrido el disco. A la derecha de cada error aparece un indicador que, en función de su color, indica la gravedad del fallo. Como puedes imaginar, los de color verde son una buena señal, los rojos no. Haz clic sobre alguno de ellos y, en el cuadro de la derecha, se mostrará una explicación más detallada de lo que significa ese fallo.
2: SSD con fecha de caducidad
Los discos SSD se basan en un sistema de celdas con una vida útil media ya establecida.
Es decir, que cuando se ha escrito información una determinada cantidad de veces en cada una de esas celdas, puede empezar a fallar.
Esto permite, haciendo una estimación del uso medio diario que haces del disco, determinar de forma aproximada cuándo comenzarán a deteriorarse esas celdas.
Descarga SSDLife desde su página web e instálalo en tu equipo. A continuación, inicia la aplicación y automáticamente detectará la unidad SSD y leerá los datos S.M.A.R.T. con los que realizará los cálculos para determinar el estado de salud de la unidad y la fecha en la que podría comenzar a perder fiabilidad.
En la parte superior de la ventana te indica si el estado de salud de tu disco es bueno o está en peligro.
Además, te indica la “fecha de caducidad” de tu SSD.
Obviamente esta fecha es orientativa y se basa en el volumen medio de uso diario que tiene disco. Si reduces su uso, se alargará la vida útil de la unidad.
Puedes ver este volumen en la parte inferior de la ventana.
3: Administrador de tareas mejorado
El sistema S.M.A.R.T. no es infalible y en ocasiones puede dar como sano un disco que esté sufriendo ciertos problemas mecánicos.
En ese caso, tú serás el mejor guardián ya que disminuirá el rendimiento del disco duro al utilizarlo o hará más ruido del habitual.
Windows 8 presentó una versión mejorada de su clásico Administrador de tareas. Esta nueva versión te permitirá comprobar, de una forma muy básica, si el rendimiento de tu disco duro es el correcto.
Uno de los síntomas más evidentes de que algo no funciona como debiera en tu disco duro es que se ralentiza a la hora de leer o escribir datos.
Dado que muchas veces esta sensación es subjetiva, lo mejor es realizar mediciones periódicas de la tasa de transferencia. Inicia el Administrador de tareas de Windows haciendo clic con el botón derecho del ratón sobre la Barra de tareas de Windows y elige la opción Administrador de tareas.
Después, haz clic sobre la pestaña Rendimiento y accederás a los gráficos de rendimiento de tu equipo. Pulsa sobre la sección Disco para que se muestren los datos de transferencia.
Para realizar esta comprobación, debes cerrar todos los programas que tengas abiertos en tu Windows y necesitarás mover un archivo relativamente grande (con uno de 1 o 2 GB será más que suficiente) para que la medición se realice sobre un flujo prolongado de datos y así evitar picos de velocidad.
A continuación, copia el archivo de una carpeta a otra para medir la tasa de transferencia del disco. La tasa de transferencia se muestra en las secciones Velocidad de lectura y Velocidad de escritura. Si el disco funciona normalmente te dará unos valores de entre 60 y 120 MB/s, dependiendo del tipo de disco y conexión utilizada.
4: Tu disco duro a prueba
Aunque las herramientas análisis de rendimiento integradas en Windows puedan servirte para hacerte una idea de si tu disco duro está trabajando a la velocidad correcta o, por el contrario, está sufriendo algún tipo de problema que podría derivar en una avería seria, lo mejor es utilizar herramientas especializadas en analizar el rendimiento de tu disco duro.
Para ello, nada mejor que HD Tune. Accede a la sección de descargas de HD Tune y descarga la versión gratuita del programa que encontrarás justo debajo de la versión Pro que es de pago.
Tras instalarlo en tu equipo, inicia la aplicación. Como siempre que se ejecutan este tipo de pruebas de rendimiento, es muy importante cerrar todos los programas que tengas abiertos. De esa forma los resultados serán mucho más fiables.
A continuación, haz clic sobre la pestaña Benchmark y elige en la lista desplegable el disco duro a analizar. Después, simplemente haz clic sobre Start y espera unos minutos hasta que se complete el test de rendimiento.
Durante ese periodo de tiempo no abras ningún programa, ni copies ningún archivo para no alterar los resultados.
Cuando termine el test te mostrará los datos de rendimiento de tu disco.
En la sección Transfer Rate, te mostrará la tasa de transferencia mínima, máxima y promedio. Realmente, la que te debe servir de indicador es la Average o promedio ya que las otras lecturas son las obtenidas de los picos de transferencia.
Tal y como indicábamos en el apartado anterior, lo normal para un disco duro mecánico es obtener unos valores promedio de entre 60 y 120MB/s dependiendo del tipo de disco y conexión utilizada, aunque unos valores mínimos demasiado bajos pueden indicar problemas en la controladora electrónica del disco duro y, por tanto, un posible indicador de futuros problemas.
5: Rendimiento de los SSD
Dado que los discos de estado sólido (SSD) no siguen exactamente los mismos patrones de rendimiento que los discos mecánicos tradicionales, los test de rendimiento habituales pueden dar lugar a lecturas erróneas.
Por eso es necesario utilizar herramientas que hayan sido específicamente creadas para esta tecnología. Una de estas herramientas es AS SSD Benchmark.
Esta herramienta ofrece una lectura precisa de las tasas de transferencia utilizando diferentes parámetros. La aplicación no necesita instalación en tu sistema, por lo que, tras descomprimir el archivo descargado, haz doble clic sobre el icono del ejecutable de la aplicación.
A continuación, selecciona el disco duro a analizar en la lista desplegable y haz clic en Start. Tras una batería de análisis se mostrarán los resultados. De todos ellos, los parámetros que más te interesan son los que indican el parámetro Seq. Este parámetro mide la velocidad secuencial de lectura y escritura. En esencia es el que marca la velocidad general del disco.
Este parámetro puede variar en función del disco, tipo de conexión (SATA 2 o SATA 3) y controladora de memoria de tu placa base. Si estos parámetros se encuentran muy por debajo de lo que cabría esperar para el modelo de tu disco duro, probablemente esté teniendo algún tipo de problema que afecta a su rendimiento.
6: Herramienta de comprobación de errores de Windows
Windows incluye una herramienta que te permite reparar pequeños fallos en el sistema de archivos de tu disco duro y, en ocasiones, recuperar sectores marcados como defectuosos por un fallo en la magnetización al escribir sobre ellos.
Accede a esta herramienta desde el Explorador de Archivos de Windows. Pulsa sobre la opción Este equipo, haz clic con el botón derecho del ratón sobre la unidad de disco que quieras analizar y elige la opción Propiedades.
A continuación, en la pestaña Herramientas, haz clic sobre el botón Comprobar del apartado Comprobación de errores.
Después, pulsa sobre Examinar unidad para que la herramienta analice la unidad a la búsqueda de posibles errores. Tras un análisis preliminar te muestra el resultado del análisis y, en caso de que haya sido necesaria alguna reparación te informa de ello.
7: Formateo a bajo nivel
Si durante los análisis previos se ha detectado un elevado número de sectores defectuosos en tu disco duro, puedes intentar repararlos utilizando una herramienta de formateo a bajo nivel.
Con ello se consigue aislar esos sectores defectuosos de modo que, aunque se sacrifica una mínima parte de la capacidad del disco, se mejora su rendimiento y estabilidad.
Este tipo de formateo actúa de una forma más intensiva que el formateo de alto nivel, que es el que usas más habitualmente, pero con iguales consecuencias para los datos que contiene el disco.
De modo que lo primero que debes hacer es hacer una copia de seguridad del disco y de las particiones que contenga o perderás todos los datos que tengas almacenados.
A continuación, descarga la versión portable del programa HDD Low Format Tool e inícialo.
Pulsa sobre Continue for free y elige en la lista el disco duro que quieras formatear. Asegúrate de elegir el correcto o perderás los datos que contenga. Después, haz clic sobre Continue.
Ahora, accede a la pestaña Low-level Format y haz clic en Format this device. Acto seguido comenzará el proceso de formateo.
El proceso puede durar más de una hora. Ten paciencia y no desconectes el disco duro, ni apagues el ordenador mientras realiza este proceso.
Cuando termine de formatear, te mostrará el mensaje Remember to create new partitions.
Ahora, abre el Explorador de archivos de Windows, accede a Este Equipo y localiza la unidad de disco que acabas de formatear.
Haz clic con el botón derecho sobre ella y elige la opción Formatear. Con este formateo el disco volverá a estar accesible y podrás volver a usarlo con normalidad, aunque sin dejar de monitorizarlo de tanto en tanto para asegurarte de que no vuelven a aparecer esos sectores defectuosos.
8: ¡Cuidado con el portátil!
Los discos duros externos y los que están instalados en los portátiles son los más propensos a sufrir fallos y averías.
No porque su calidad sea inferior que los discos duros para ordenadores de sobremesa, simplemente es porque el hecho de ser portátiles los expone a golpes y vibraciones que pueden dañarlos.
El incremento en la capacidad de los discos SSD los han convertido en los discos ideales para los portátiles ya que, al no contener partes móviles, sus probabilidades de sufrir errores y averías se reducen drásticamente.
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