La importancia del buen driver: Parte II


La necesidad de estar actualizado 
Dentro de una buena administración del equipo, probablemente el proceso de actualización de controladores y firmware sea el más importante de todos, incluso por encima de tareas como la desfragmentación o búsqueda de posibles errores en los discos duros. Debes habituarte a acceder con asiduidad a las páginas de los fabricantes en busca de posibles actualizaciones, pues en muchas ocasiones la depuración de los controladores se va llevando a cabo cuando el producto ya está a la venta y el comprador avisa de algún fallo en su funcionamiento, lo que permitirá a dicho fabricante ponerse manos a la obra para eliminar el problema en la siguiente actualización. 

La mejor forma de realizar las actualizaciones es partiendo de cero; es decir, eliminar los controladores antiguos (hacer antes una copia de seguridad de ellos será también interesante) de tal forma que no quede ningún residuo en el PC. Accediendo al Administrador de dispositivos (Inicio/Panel de control/Sistema/Hardware), podrás obtener información puntual sobre el estado de los componentes de tu sistema. Incluso pinchando en alguno de ellos, podrás conocer la última versión de sus controladores y desinstalarlos. Hecho esto, será el momento de cargar las nuevas versiones. La realización de estos procesos depende en gran medida de cada fabricante, aunque lo normal es contar con instalaciones ejecutables que nos facilitarán las cosas Lo mismo ocurre con el firmware de cada producto: es imprescindible seguir exactamente las pautas recomendadas por cada compañía. 

La temperatura del sistema 
Es otro de los elementos causantes de reinicios inesperados en el PC. Desde hace ya algunos años los sensores situados en lugares estratégicos del interior del equipo, como procesador, chipset y tarjeta gráfica, permiten que la BIOS obtenga en tiempo real sus temperaturas. Lógicamente, este proceso es positivo para el usuario siempre y cuando sea consciente de que superar una temperatura determinada en la propia BIOS (la cual podrás cambiar de forma manual) conlleva un reinicio automático y sin previo aviso, lo que supone una gran incertidumbre para su dueño en caso de que no sepa de esta característica. De forma sistemática, siempre pensaremos en otra causa. 

La solución pasa por instalar alguna pequeña aplicación que nos tenga informados desde el SO sobre la temperatura del sistema. Una interesante, y gratuita, es SpeedFan (http:// www.almico.com/speedfan.php) que permite mantener una monitorización de la temperatura tanto de la CPU como del sistema o los discos duros. Así, sabrás si un reinicio inesperado es causado directamente por el aumento de los grados o es por otros motivos. Una vez que conozcas la temperatura del sistema tendrás que compararla con la máxima soportada por el procesador, que podrás contrastar con las que se ofrecen en la web http://users.erols.com/chare/elec.htm. También tendrás que buscar en la BIOS el apartado PC Health Status, que te dará información sobre la temperatura a la cual el sistema te alarma y a la que se reinicia para prevenir que el procesador acabe «tostado». 

Teniendo en cuenta los datos técnicos del procesador, podrás aumentar estas cifras en la BIOS, aunque lo más recomendable será asegurarte, en el caso de la CPU, de que el disipador/ventilador realiza su función correctamente (por ejemplo, que la masilla térmica se encuentra en buen estado y las dos superficies están bien adheridas). Si no es así, no te quedará otra que adquirir un sistema de refrigeración más potente o eficaz.

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