Alfabetización en Informática II
Utilización de programas de presentación como
constructores de información en modo visual
Un programa de presentación permite colocar texto, gráficos, películas
y otros objetos en páginas individuales o diapositivas.
El término “diapositiva” es una referencia al proyector, un dispositivo
que ha quedado obsoleto para estos fines desde la aparición de los
programas de presentación. Las diapositivas se pueden imprimir en
transparencias y ser mostradas mediante un proyector o “cañón de
diapositivas”, o ser visualizadas directamente en la pantalla del ordenador
(o en una pantalla normal usando un proyector de video) bajo el
control de la persona que da la presentación.
La transición de una diapositiva
a otra puede ser animada de varias formas, y también se
puede animar la aparición de los elementos individuales en cada diapositiva.
El ejemplo más común de un programa de presentación es Microsoft
PowerPoint (aplicación privativa), aunque hay alternativas, como
Impress, incluido en el paquete OpenOffice.org (aplicación libre).
Hay muchos tipos de presentaciones, con fines educativos, o para
comunicar noticias en general, acciones corporativas, capacitaciones,
etc. Los programas de presentación pueden servir de ayuda o reemplazar
las formas tradicionales de dar una presentación, como volantes,
resúmenes en papel, pizarras, diapositivas o transparencias.
Para algunas ideas básicas de cómo diseñar una presentación con
diapositivas, son pertinentes las sugerencias del blog de Cristóbal Suárez
Guerrero “Algunos consejos para realizar un buen PowerPoint”.
Creo que lo podemos hacer extensivo para una buena presentación con
diapositivas.
Aquí van:
• La necesidad de proceder con sentido minimalista al construir
presentaciones. Esto para no sobrecargar las presentaciones con
imágenes y textos poco productivos en el momento de comunicar
el sentido de una idea. La facilidad para cortar y pegar ha dado
origen a un nuevo barroquismo “ilustrado” y muchas presentaciones,
lejos de ayudar con sus recargadas formas, distraen a las
personas del fondo que querían comunicar.
• La necesidad de entender que las presentaciones son una ayuda
para aprender, no el libreto del expositor. Esto es lo más preocupante
ya que coincidimos en reconocer profesores “teleprompter”1
que, pensando más en lo que van a decir, preparan sus presentaciones
con un claro objetivo: permitir leerlas. Así, una sesión de
aprendizaje se volvía una perorata para el oyente –“muerte por
PowerPoint”, le dicen– y una desgracia para los docentes que,
por algún motivo, perdían o no podían abrir su presentaciones…
Yo fui testigo de la parálisis de un profesor que se quedó sin palabra
al no poder abrir su PowerPoint.
• La necesidad de saber seleccionar o diseñar las ayudas visuales.
Esto es, existe un problema diferente cuando en las presentaciones
el texto y la imagen van juntas. No se trata de adornar el
texto o describir con texto la imagen; se trata de que ambas
cumplan una única y distinta función: es preciso verlas juntas,
como unidad. Ocurre que en una presentación el texto puede
decir algo y la imagen que lo acompaña decir otra cosa; si es así,
entonces ambas no dicen nada… media información no es información.
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