¿Qué es la inteligencia artificial?
La informática trabaja ejecutando tareas de forma similar a como lo haría una persona. Cuando se trabaja
con un sistema automatizado, la forma habitual se conoce como esquema Lovelace, en honor a la hija de lord Byron, en el que el ordenador hace solo aquello para lo que está programado, sin posibilidad
de generar acciones basadas en el conocimiento de dicho ordenador. Este procedimiento se usó
hasta la década de 1950 cuando Von Neumann y Marvin Minsky plantearon en el MIT (Massachusetts
Institute of Technology) una nueva forma de trabajo que se ha dado en llamar Inteligencia Artificial.
También se la identifica como la 5.ª generación de ordenadores.
Este nuevo concepto permitió conseguir, a escasos cincuenta años de historia de la informática, resultados
tan espectaculares como:
• Reconocimiento de formas.
• Robótica avanzada.
• Traducción automática de lenguas naturales.
• Nuevas interfaces de usuarios.
Todos estos nuevos campos implican formas de trabajo basadas en esquemas de Inteligencia Artificial
ya que, por ejemplo, si queremos construir un programa que hiciese posible que un ordenador pudiera
jugar al ajedrez por el régimen de Lovelace, se deberían incluir en el programa todos los casos posibles
que se podrían presentar a lo largo de la partida, así como todas las soluciones a cada uno de ellos.
De forma irónica, algunos autores han señalado que la informática clásica, la que trabaja bajo el esquema
Lovelace, «hace bien las cosas que el hombre hace mal» mientras que la Inteligencia Artificial
«hace mal las cosas que el hombre hace bien».
Ordenador cuántico
Los ordenadores utilizan bits para codificar la información, de modo que un bit puede tomar el valor
cero o uno. Por contra, los ordenadores cuánticos utilizan los qubits (bits cuánticos) para realizar esta
tarea. Un qubit almacena la información en el estado de un átomo, pero, por las propiedades de los
átomos, hacen que el estado no tenga por qué ser cero o uno, sino que puede ser una mezcla de
los dos a la vez. Así, al tener la capacidad de almacenar una mezcla de ambos valores a la vez, en cada
qubit podemos tratar toda la información de una sola vez.
Los ordenadores de ADN
La computación molecular consiste en representar la información que hay que procesar con moléculas
orgánicas y hacerlas reaccionar dentro de un tubo de ensayo para resolver un problema. La primera
experiencia de este tipo en laboratorio se realizó en 1994, cuando se resolvió un problema matemático
medianamente complejo; para ello se utilizó la estructura de moléculas de ADN que permitía almacenar
la información de partida y se estudió las moléculas resultantes de las reacciones químicas para
obtener la solución.
La computación vestible
La computación vestible o para llevar puesta (Wearable Computing) intenta hacer que el ordenador
forme parte de la vida diaria del ser humano, integrándola en forma de un accesorio tan cómodo de
vestir como un reloj de pulsera y tan fácil de usar como un teléfono móvil. Se trata de un sistema completo
que porta el usuario, desde la placa principal (motherboard) hasta la fuente de alimentación y
todos los dispositivos de entrada/salida, y que interactúan con él según la situación.
Big data
Con la proliferación de Internet y las redes sociales, una gran cantidad de datos, que por sí mismos
tienen poco sentido, analizados, agrupados y procesados pueden generar un gran valor añadido. Su
análisis se convierte en una de las más destacadas oportunidades empresariales y de desarrollo en la
Sociedad de la Información y el Conocimiento.
Esa «minería de datos» recibe el nombre de big data e incluye tecnologías, sistemas y metodologías
que permiten el tratamiento y análisis de grandes conjuntos de datos que no pueden ser gestionados
con los sistemas y herramientas tradicionales.
Cloud computing
Se trata de una nueva forma de prestación de servicios que vale tanto para empresas como para ciudadanos
y administraciones públicas. Esta forma permite el acceso bajo demanda a diferentes recursos
TIC compartidos (redes, servidores, sistemas de almacenamiento, software, aplicaciones, soluciones,
servicios o datos) a través de Internet y de redes convencionales.
La computación en la nube permite una gran flexibilidad y ahorro de costes, ya que la configuración de
los recursos se puede modificar con rapidez en función de las necesidades del usuario y sin demasiados
esfuerzos de gestión por parte del proveedor.


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