Software educativo en nuestra práctica docente
Algunas consideraciones para incorporar software educativos a nuestra práctica...
•Conocer y comprender el software. Sabremos, de esta manera, si se adecua o no a la metodología de trabajo que queremos desarrollar para alcanzar los objetivos propuestos, si nos es útil o no para lograr los procesos de aprendiza-je que queremos alcanzar con nuestros alumnos, cuál es la finalidad a la que tiende el software, qué contenidos (conceptuales, procedimentales y actitudinales) predominan en él, etc.
•Ubicar al software en un contexto didáctico. No deberíamos utilizar software porque es un “mandato” o simplemente, porque está de moda; es imprescindible darle un marco didáctico, en el cual pueda constituirse en una herramienta enriquecedora en tanto y en cuanto vincule áreas entre sí, potenciando e integrando saberes de diversos espacios curriculares y propiciando el desarrollo de procesos mentales orientados a la adquisición de aprendizajes más significativos por parte de los alumnos.
•Planificar y diseñar una aplicación sencilla, integrándolo. El software en sí mismo, no debería ser algo complejo o que requiera un esfuerzo mayor que no sea el de conocer sus peculiaridades y la dimensión de todas sus posibilidades.
•Diseñar una guía de trabajo para los alumnos. Es aquí donde se requiere una elaboración que tienda a la complejidad. Éste es el valor agregado que nosotros, como docentes, ponemos cuando incorporamos una nueva herramienta didáctica, optimizando la potencialidad que el recurso nos ofrece para elaborar trabajos que requieran un esfuerzo de comprensión por parte de los alumnos.
•Evaluar la actividad. Evaluar la actividad no significa (mediante una puntuación, por ejemplo) considerar solamente qué aprendieron los alumnos; sino contar con instrumentos de mejora continua que nos sirvan para cuestionarnos nuestra práctica e introducir todos los cambios y ajustes que consideremos necesarios para mejorarla
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