Los 7 errores mortales de una presentación


Esta tendencia a no pensar realmente en la audiencia nos lleva, según Andrew Abela, a los siete errores mortales de una presentación: 

1. Suponer que la audiencia tiene la misma personalidad que nosotros. Por ejemplo, una persona orientada al detalle prepararía cientos de diapositivas llenas de información, pero aquellos de la audiencia más conceptuales estarán dormidos a partir de la tercera. 
Una persona resolutiva y orientada a la acción presentaría su mensaje o propuesta nada más empezar, sin considerar opciones alternativas, pros y contras ..., pero una audiencia más cautelosa (pensemos en el tribunal del Trabajo Fin de Grado, por ejemplo) dudaría de nuestro trabajo. 

2. Plantear la presentación en términos de lo que el que presenta quiere hacer. 
Toda presentación debe aspirar un cambio en lo que la audiencia piensa o hace. 
Puede parecer extraño o ambicioso, pero si nada va a cambiar en los que escuchan, ¿de qué sirve?. Hay que focalizarse en ese cambio que queremos para los que escuchan. 

3. Focalizarse en lo que esperamos de la audiencia. 
Normalmente queremos que acepten nuestra idea, compren nuestro producto, aprendan algo… pero es lo que nosotros queremos. ¿qué quieren ellos? ¿por qué están allí? Hay que suponer que están allí escuchando porque vas a resolverles algún problema, aunque sea únicamente su ignorancia sobre un tema. Hay que focalizarse en resolverles esos problemas. 

4. Incluir únicamente evidencias que apoyen nuestra propuesta o nuestro mensaje. 
Incluyendo argumentos, problemas, hechos o datos en contra, que luego rebatiremos o explicaremos, nos hace más creíbles y convincentes. 

5. Presentar la información en un orden lógico para nosotros. 
Normalmente se nos ocurre un único orden para contar las cosas, y cualquier otro nos parece ilógico o incorrecto. Sin embargo, debemos pensar en el orden más adecuado para el conjunto de la audiencia, por ejemplo, empezando por hacer explícito qué problema les vamos a resolver. 

6. Usar demasiado color, sonidos, animaciones, videos … 
para parecer más profesionales. Estos artificios si pueden conseguir ese objetivo, pero estropean la comunicación. Sólo deben añadirse “adornos” que refuercen nuestro mensaje. 

7. Usar la pantalla como unas notas para el orador, leyendo el texto literalmente. 
Es en el fondo una “chuleta” (o como se dice en otros países: machete, plaje, torpedo, acordeón, chivo, copia, …). Este es el peor error de todos. La ciencia ha demostrado claramente que el uso simultáneo de dos canales (voz y texto leído) para transmitir la misma información es tremendamente perjudicial para nuestra capacidad de entender y recordar el mensaje. Además, las personas leemos más rápido que hablamos. La pantalla debe ser un apoyo a nuestro discurso, no competir con él.

No hay comentarios